“La vuelta de vacaciones”
Sin que notaran nada, su Seño Lola a la 
vez que les daba la bienvenida con un abrazo y un beso a cada uno de 
ellos, les fue metiendo disimuladamente un pequeño papelito en su 
bolsillo.
Cuando ya todos se habían sentado en su 
sitio en espera de la gran pregunta, la Seño Lola les fue pidiendo que 
contaran cómo se lo habían pasado y los regalos que los Reyes les habían
 dejado unos días antes. El primero en hablar fue Juan, al que casi le 
faltaba el aire de lo rápido que iba enumerando las cosas que le habían 
traído; luego le tocó el turno a María que -al igual que Juan-  parecía 
que no iba a acabar nunca de nombrar todo, y después Jaime, el cual 
acabó pronto, ya que Juan le interrumpió diciendo dos cosas más que se 
le había olvidado antes. Y así, uno detrás de otro, contaron lo que los 
Reyes les trajeron.
Algunos con los ojos y la boca muy 
abierta escuchaban los maravillosos y divertidos juguetes que los Reyes 
les habían traído a sus compañeros y en su cabeza se preguntaban por qué
 con ellos no habían sido tan generosos como con sus amigos de clase. 
¿Acaso no se habían portado lo suficientemente bien?, ¿es que se habían 
acabado los regalos y a ellos les tocó la peor parte?, o ¿quizás era que
 se habían olvidado de ellos?.
Los niños corrieron a revisar sus 
bolsillos y en ellos encontraron otro mensaje que decía: “Todo lo que te
 hemos traído no sirve de nada y no es divertido si…: te lo quedas sólo 
para ti, si  no lo compartes y si no lo disfrutas con tus amigos y 
compañeros. Así que acuérdate de invitarlos para jugar y divertiros 
 todos juntos”.
 por José M. de la Rosa Sánchez      
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